Poema publicado na revista Escrita 24.
Hasta cuándo estaremos esperando lo que
no se nos debe… Y en qué recodo estiraremos
nuestra pobre rodilla para siempre!
Hasta cuándo la cruz
que nos alienta no detendrá sus remos.
Hasta cuándo la duda nos brindará blasones
Por haber padecido!…
Ya nos hemos sentado
mucho a la mesa, con la amargura de un niño
que a media noche, llora de hambre, desvelado…
Y cuándo nos veremo con los demás, al borde
de una mañana eterna, ¡desayunados todos!
Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
yo nunca dije que me trajeran.
De codos
todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y vencido: hasta cuándo la cena durará.
Hay alguien que ha bebido mucho, y se burla,
y acerca y aleja de nosotros, como negra cuchara
de amarga esencia humana, la tumba…
y meno sabe
ese oscuro hasta cuándo la cena durará!